Con una valoración de 400 millones de dólares, ClassPass se define como el nuevo modelo de suscripción de gimnasios: «Thousands of classes. One pass» [Un pase, Miles de clases]. En lugar de pagar para ir a un solo gimnasio, los miembros de ClassPass pagan una tarifa plana al mes y pueden ir a cualquier gimnasio de la red de la compañía y todas las veces que quieran (con un máximo de tres clases al mes en el mismo gimnasio). Es una característica que aporta valor de coste a sus clientes: la tarifa plana, de unos 125 dólares mensuales en la mayoría de las ciudades en las que opera, les sale más barato que pagar clases sueltas, incluso para quienes solo quieren hacer ejercicio de vez en cuando (por ejemplo, cinco o seis clases al mes).
Al igual que los portales de reservas de viajes, que en sí mismos no son ni compañías aéreas ni hoteles, ClassPass tampoco es un gimnasio, sino que ha reintermediado para crear una nueva relación comercial entre los gimnasios y los clientes. Sin embargo, la rentabilidad de los gimnasios depende de que la afluencia de sus clientes sea baja (menos clientes haciendo uso de sus instalaciones se traduce en costes variables más bajos). Por eso, la competitividad de los gimnasios se ve comprometida cada vez que un socio de ClassPass se apunta a alguna de sus clases: no solo porque supone un mayor uso de sus instalaciones, sino porque quita una de las plazas de la clase a otro cliente que hubiese sido más rentable para ellos. La propuesta de ClassPass también aporta valor a la experiencia porque pone a disposición de sus usuarios una oferta mucho más amplia de horarios y lugares a los que ir, y gran variedad de clases como yoga, pilates, cardiokickboxing, baile y spining. Un menú tan completo y variado que ningún gimnasio podría ofrecerla.
En cuanto al valor de la plataforma, lo genera con el efecto red de sus más de 8.000 gimnasios y centros de fitness. Classpass crea presión competitiva para que estos centros promocionen sus clases en su plataforma, los cuales se apuntan por miedo a quedar desplazados, dadas las nuevas expectativas que esto ha generado en sus clientes objetivos. De hecho, los propios clientes pueden recomendar su actual gimnasio para que ClassPass lo incorpore a su red. Los síntomas «vampirógenos» apuntan a que el crecimiento continuado de la red de la plataforma hará que los márgenes de los proveedores tradicionales entren en un espiral descendente. Según los datos, la compañía ha reservado más de 15 millones de clases desde su lanzamiento en 2013, afirma que su base de usuarios sigue creciendo un 20% cada mes y ahora opera en casi cuarenta ciudades en todo el mundo. Aunque aseguraron que en 2015 sus gimnasios adheridos obtendrían gracias a ellos ingresos por valor de más de 100 millones de dolares, será curioso ver cómo afectará este modelo a los ingresos de los gimnasios en los próximos años.